29/05/92

>> Cuando compré el primer sintetizador, lo que más me sedujo del aparato fue el PANEL de operaciones. Las teclas me resultaban demasiado parecidas entre sí. Preferí mover los botones y alterar las cualidades sonoras en vez de pulsar el teclado para obtener esas notas que recién aprendí a tocar y nombrar mucho tiempo después. Mi camino fue justamente el opuesto al de esa generación de músicos que primero estudió piano y luego pasó a la electricidad con el órgano, hasta dar finalmente con el sintetizador en la era electrónica. Estos músicos focalizaban sus ejecuciones y composiciones sólo en el teclado; muy pocas veces eran luthiers de nuevos sonidos. Donde veían teclas veían un piano.

>> Estos tecladistas de formación fueron finalmente los que tuvieron real ingerencia en la fabricación de nuevos instrumentos. Hace casi cuarenta años R. Moog insistió en la necesidad de aplicarle un teclado al sintetizador oponiéndose a Don Buchla, mi ídolo, que había inventado un instrumento con sensores, unas placas que con sólo tocarlas emitían sonidos. Por supuesto, Moog respondió al mercado que siempre tiende a la estabilidad y a la necesidad de los viejos tecladistas que exigían afinaciones estables (que la escala se mantuviera todo el tiempo perfectamente temperada ya que la belleza musical dependía de la relación entre alturas tonales impecables). Buchla prefería sus sensores análogos cuyos sonidos jamás llegaban a ser los mismos, ni a estar afinados según los parámetros académicos. ¡Imagínense los problemas que le hubiera agregado este hombre a un Rick Wakeman que pegaba sus perillas con poxipol para que sus ejecuciones en vivo reprodujeran con una exactitud total (nunca la conseguía, claro) lo que había tocado en los discos! Estos músicos no soportan lo impredecible y lo combaten influyendo en el mercado, además de difundir las ideas de control, reproductibilidad y exactitud como valores a los que la tecnología debe responder. Es una lástima; si el sintetizador modelo Buchla hubiera vencido en el mercado, la música habría sido otra.

>> Desde el '87 hasta hoy han aparecido compositores para los cuales el sampler fue su primer instrumento. El house del '88/'89, por ejemplo, podía haber existido antes, la tecnología ya estaba dada. Sin embargo, hasta que el instrumento no se abarató y pudo llegar a manos de esos no-músicos que son los disc-jockeys, el recambio estético no se produjo. Cada nuevo instrumento implica una nueva estética que hay que saber explorar y explotar.

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